
Según un estudio realizado en Francia, cerca de 55 millones de personas en Europa Occidental sufren cotas de ruido superiores a los 65 decibelios; en España representaría el 23% de la población. Además, el 80% de los españoles están sometidos a ruidos que se sitúan por encima de los 80 decibelios.
El ruido debe amortiguarse en la medida necesaria para que deje de molestar en la actividad que nos disponemos a emprender, 30 dBA bastan para impedirnos dormir. El ruido que alcanza niveles de 35 dBA o superiores perjudica la inteligibilidad de la palabra en estancias pequeñas. Dentro de los edificios, el promedio máximo recomendado para los niveles sonoros de fondo es de 35 dBA.
Las estancias con muchas superficies duras pueden ocasionar un "eco" molesto que debe evitarse. Lo deseable es que el tiempo de reverberación sea inferior a 0.6 segundos, incluso en entornos silenciosos.
Con el objetivo de cumplir con el límite máximo de 55 dBA impuesto, se necesita invertir en mejoras como pantallas sonoras, aislamiento en fachadas, ventanas de mejor calidad y asfalto sonoreductor. La pérdida económica atribuible al ruido del tráfico es considerable.
La lana de roca ROCKWOOL tiene una estructura de fibras abiertas que la convierte en el producto ideal para absorber y regular el ruido. Los productos ROCKWOOL reducen el ruido ensordecedor producido por máquinas o por actividades humanas y aportan soluciones ambientales que permiten mantener una conversación normal.
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