martes, 3 de febrero de 2015

LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA


LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
EN ESPAÑA

España padece un incremento desbocado de la contaminación lumínica en
todas sus formas. Ya no quedan lugares del país desde los que contemplar
un cielo puro, mientras que otras manifestaciones de la contaminación
lumínica (en especial la intrusión lumínica, la invasión de luz indeseada en
fincas y hogares) forman parte de la realidad cotidiana. La noche es también una rareza sobre muchos espacios naturales cuya integridad ecológica se tendría que conservar. Es bien sabido que el exceso de luz ambiente
ejerce efectos profundos sobre el paisaje, el hábitat y los seres vivos.
Desde la década de 1990, un grupo de ciudadanos intenta concienciar a la
población y convencer a las administraciones públicas para que adopten
medidas. Como resultado se han promulgado normativas municipales y
autonómicas sobre contaminación lumínica. Existen ya normas que regulan el alumbrado nocturno en Cataluña, Baleares, Navarra, Cantabria y
Andalucía, mientras que muchos municipios han dispuesto ordenanzas
específicas. Sin embargo, la tendencia general en estas iniciativas ha consistido más bien en legalizar la contaminación existente (incluso permitir
su incremento), que en asegurar su reducción con medidas eficaces.
La astronomía se ve muy afectada, pero sería un error pensar que
la contaminación lumínica concierne sólo a la ciencia. Es un problema cultural, paisajístico, ecológico, de gestión de recursos, de
habitabilidad, de calidad de vida e incluso de salud. La población
tiene derecho a un cielo nocturno oscuro como patrimonio cultural
y natural. La biodiversidad se ve afectada por la alteración de la
oscuridad natural. La energía desperdiciada contribuye al cambio
climático. Las personas tenemos derecho a disfrutar de una
vivienda en la que sea posible conciliar el sueño durante la noche.
Aunque la astronomía no es la única afectada, sí es verdad que
sus profesionales y aficionados se encuentran en mejores condiciones para entender y difundir la importancia del problema y contribuir a que cambie la actitud general ante la contaminación lumí-
nica, y para exigir que las normativas que se establezcan sean de
verdad eficaces, en vez de irrelevantes o incluso contraproducentes, como por desgracia está ocurriendo por ahora en España



Dos arcos de luz cruzan esta rotonda. Los acompañan
barandillas luminosas y cientos de farolas en la autovía.
El conjunto forma una de las actuaciones de iluminación
de exteriores más aberrantes que se puedan encontrar:
sobre-iluminación, deslumbramiento, intrusión lumínica
en las viviendas cercanas, emisión directa al cielo,
luminarias de vapor de mercurio (mucho menos
eficientes que las de sodio)





















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