Un adagio es una frase corta pero memorable que contiene y expresa algún elemento de conocimiento o experiencia importante, considerado cierto por mucha gente, o que ha ganado cierta credibilidad a través de su uso continuado.
Los adagios pueden ser observaciones interesantes, guías éticas prácticas, o comentarios pesimistas sobre la vida en general o alguno de sus aspectos. Algunos adagios son producto de la sabiduría popular, que intenta resumir alguna verdad básica; este tipo se conoce generalmente como proverbio o refrán. Si describe una regla general de conducta, se conoce como máxima. Una expresión no necesariamente muy extendida, pero que goza de una especial profundidad o un buen estilo se conoce como aforismo, mientras que una con humor o ironía recibe el nombre de epigrama. A través del uso excesivo, un adagio puede convertirse en un cliché o un lugar común.
El adagio comparte cualidades con:
Apotegma
Aforismo
Refrán
Paremia
Máxima y
Proverbio
Aforismos
Parece que el término aforismo fue utilizado por primera vez por Hipócrates. Y fue posteriormente aplicado a la ciencia y, finalmente, a todo tipo de principios.
He aquí unos ejemplos de aforismos:
Lo que no te mata, te hace más fuerte.
El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar.
A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.
La duda es uno de los nombres de la inteligencia.
Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad.
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
El futuro nos tortura, el pasado nos encadena. He aquí por qué se nos escapa el presente.
Citas Celebres
Dichos populares
Un 'dicho' o 'frase hecha' es un conjunto de palabras que se da al expresar algo que no coincide con el sentido literal de las mismas. Los dichos (también llamados 'dichos populares') expresan un concepto similar al del modismo o la locución adverbial siendo en ocasiones difícil distinguir entre estas tres expresiones. En el idioma español, el acervo de dichos que enriquecen la lengua se ha ido aquilatando a lo largo de los siglos alcanzando en la actualidad no menos de 1.500 según recoge algún especialista.
A brazo partido: Locución utilizada -especialmente- en compañía de los verbos «trabajar» y «luchar». Expresa que una acción ha sido realizada con mucha intensidad, debido a que «brazo partido» literalmente significa «con los brazos solos, sin armas».
A buen entendedor, pocas palabras: La persona inteligente comprende rápidamente lo que se le quiere decir, sin necesidad de que las cosas le sean dichas con muchas palabras.
A buen puerto vas por leña: Expresa la idea de acudir al lugar menos indicado en busca de ayuda, comparando la acción con la de los antiguos navegantes que acostumbraban a arribar a los puertos donde se los proveía de madera.
A caballo regalado no se le miran los: Cuando alguien recibe cualquier tipo de regalo o presente, debe hacerlo sin cuestionar el obsequio y limitarse a aceptarlo tal como es. La parte final de la locución proviene de la antigua costumbre de revisar la dentadura de los caballos para conocer el estado de salud del animal.
A cada cerdo le llega su sanmartín: No hay persona a la que no le llegue el momento de padecimiento. El origen de este proverbio tiene relación con la fecha del 11 de noviembre, día en que se celebra la festividad de San Martín de Tours, taumaturgo y milagrero francés, elegido por sorteo patrono de la ciudad de Buenos Aires. Ese día, con motivo de la celebración, la tradición indicaba que se comiera cerdo. Otra versión, afirma que «sanmartín» era el nombre dado a cierto cuchillo que se usaba para trocear a los cerdos. En cualquiera de los casos, la palabra "sanmartín" se escribe con minúscula inicial por tratarse de un sustantivo común y así aparece en todos los diccionarios.
A capella: Equivale, literalmente, a decir a la manera de la capilla (igual que se hace en la capilla) y se aplica a toda obra escrita para coro y cantada sin acompañamiento musical o con instrumentos que ejecutan la partitura al unísono.
A confesión de partes, relevo de pruebas: Cuando alguno admite su error o falta, no es necesario indagar acerca del error cometido: basta con que lo haya reconocido.
A Dios rogando y con el mazo : No solamente hay que rogar y pedir a Dios que nos ayude; también debemos poner todo de nuestra parte.
A falta de pan, buenas son tortas: No siempre tenemos todo lo que deseamos, por eso, muchas veces debemos conformarnos con lo que tenemos, aunque sea menos de lo deseado o merecido.
A grandes males, grandes : Cuanto mayor sea el mal, mayor deberá ser la solución que se propone y mayor el esfuerzo de nuestra parte para conseguirlo.
A la buena de Dios: Algo hecho sin cuidado, así no más, sin orden ni organización, confiando en la "buena" voluntad de Dios, sobre quien se hace caer toda la responsabilidad.
A la primera de cambio: Frase proveniente del ámbito bancario, que equivale a "de buenas a primeras", "en la próxima oportunidad que se presente".
A la suerte, hay que ayudarla: Dicho que nos invita a trabajar con esfuerzo para obtener logros en la vida, sin esperar que la buena suerte nos acompañe. La acción de la buena fortuna es siempre bien recibida, pero no debemos recostarnos solamente en ella.
A la vejez, viruela: Las cosas suceden en el debido momento cronológico. Por lo general, la viruela era una enfermedad propia de la infancia o adolescencia, de manera que era casi excepcional que un anciano la padeciera. Trasladada la frase a cualquier ámbito, puede aplicarse a las personas mayores que se atreven con actividades propias de la juventud. La expresión 'a la vejez, viruelas' es el título de una comedia escrita por el dramaturgo don Manuel Bretón de los Herreros, en 1817. Se trata de una obra en prosa que narra las vicisitudes de dos viejos enamorados con su correspondiente quid pro quo. Algunos autores creen que el dicho surgió a raíz del estreno de la comedia en 1824. De hecho, la frase alude a quienes se enamoran tardíamente y a quienes acometen aventuras no usuales para su edad y más propias de la juventud.
A lo hecho, pecho: Ante la adversidad y luego del hecho consumado, poner el pecho, como cuando alguien se enfrenta con un peligro, admitiendo su responsabilidad en él.
A llorar, a la iglesia: Invitación burlona a quienes se están quejando de algo que no admite reclamos o ya ha pasado el momento de hacerlos. Se usa, generalmente, en relación con juegos y enfrentamientos deportivos.
A mal tiempo, buena cara: Hay que saber sobrellevar los reveses de la suerte, tratando de poner de nuestra parte el máximo esfuerzo para superar los malos momentos.
A mi juego me llamaron: Frase de júbilo con la que, quien la dice, festeja la oportunidad de desarrollar su actividad preferida. Puede estar referida a la práctica de algún juego, un deporte, una comida, leer, viajar.
A ojo de buen cubero: Expresión campestre que equivale a «aproximadamente, al tanteo». El cubero era el encargado de fabricar cubas para la contención de líquidos y debía tener buena vista para elaborarlas perfectas.
A ojos vista: Algo evidente, que está a la vista y no hace falta explicarlo.
A otra cosa, mariposa: Frase familiar usada para descalificar el tratamiento de un tema, debido a que ya está superado. Equivale a "demos vuelta la página".
A palabras necias, oídos sordos: No hay que hacer caso del que habla sin razón u ofende a las personas que tiene en su alrededor.
A rey muerto, rey puesto: Habla de la necesidad de reemplazar inmediatamente a la persona que no está o ha fallecido. Tal como sucede en la realeza -en la que cuando acaece la muerte de un monarca, automáticamente es ungido su sucesor- en la vida, las personas buscan sucederse unas a otras constantemente.
A río revuelto, ganancia de pescadores: Cuando se viven momentos de inquietud y zozobra, siempre hay alguien que se beneficia. La expresión reproduce la situación real de los pescadores que, cuando comprueban que el agua produce movimientos bruscos, saben que se les facilitará la pesca.
A tal señor, tal honor: Reconocimiento para quien admite sus errores públicamente y pide perdón por sus equivocaciones.
A troche y moche: Indiscriminadamente, de manera disparatada. La comparación surge de la acción del leñador chapucero que, en muchos casos, no respeta las normas de la poda y troncha los árboles, o sea, los corta de raíz.
Abrir la boca: Estar muy distraído o pensando en algo distinto de lo que nos corresponde en determinado momento.
¡Adelante con los faroles!: Originariamente, la expresión completa habría sido ¡Adelante con los faroles, que atrás vienen los cargadores!, al parecer, relacionada con las antiguas procesiones religiosas, en las que era usada a manera de estímulo para que los encargados de transportar faroles, antorchas y cirios -que precedían a los que llevaban las imágenes (cargadores)- no cejaran en su esfuerzo.
Adonde fueres haz lo que vieres: Es una sugerencia para que a la persona le resulte fácil la adaptación a un lugar. Conviene observar cómo actúan los que allí viven y tratar de hacer lo propio.
Afortunado en el juego, desafortunado en el amor: La fortuna suele acompañar a algunos en el juego; a otros, en el amor, aunque todos sabemos que, a algunas personas, la diosa de la suerte suele acompañarlas en ambos casos.
Agachar el lomo: Ponerse, materialmente, a trabajar, concentrarse en una tarea. La expresión es en sentido figurado, pero lo mismo es una exhortación al trabajo físico.
Agarrar para el lado de los tomates: Interpretar mal alguna explicación o respuesta, irse por las ramas. El origen se relaciona con la planta del tomate, que es propensa a contraer pestes, por lo que es necesario plantarla en un lugar alejado. Otra versión asegura que la frase se origina en la facilidad con que esta planta se desarrolla hacia cualquier sentido si no se la guía en su crecimiento y entonces, "agarra" para cualquier lado.
Agua que no has de beber, déjala correr: No debemos acaparar cosas que no necesitamos. Retengamos todo aquello que nos es imprescindible para la vida y no nos quedemos con lo superfluo.
Ahí está la madre del borrego: Expresión que se utiliza como interjección, para dar a entender que, finalmente, la persona que la exclama ha comprobado una verdad o ha descubierto un hecho. Podría equivaler a ese es el quid de la cuestión
Proverbios
El proverbio (del latín proverbium) es un tipo de paremia, un enunciado sentencioso. Otros enunciados sentenciosos son:refrán, adagio, máxima, sentencia, aforismo, frase proverbial,apotegma. El estudio de los refranes y los proverbios se enmarca dentro de la paremiología.
Refranero
Se denomina refranero a la colección de enunciados breves sentenciosos populares o popularizados. Tal repertorio constituye el compendio de la sabiduría de un pueblo. De ahí que habitualmente se diga el refranero popular. Los refraneros se suelen clasificar por zonas geográficas, lenguas o temáticas.
Miguel de Cervantes, en su obra Don Quijote de la Mancha, nos define lo que es un refrán: "los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios" (Segunda parte, capítulo LXVII).
En lengua castellana, ha habido diversos recopiladores de estas paremia, que componían refraneros, ya que estas sentencias populares necesitan de autores cultos para transmitirse (especialmente en las épocas en las que son las personas cultas las que saben escribir). Así, uno de los refraneros más antiguos que conservamos es Refranes que dicen las viejas tras el fuego, del Marqués de Santillana.
Además, muchas de las más importantes obras de los Siglos de Oro incorporan numerosos refranes: Libro de Buen Amor, El Corbacho, El lazarillo de Tormes, Don Quijote de la Mancha.
- A buen hambre, no hay pan duro.
- ¡A buenas horas, mangas verdes!
- A caballo regalado no le mires el diente.
- A cada cerdo le llega su San Martín.
- A Dios rogando y con el mazo dando.
- A enemigo que huye, puente de plata.
- A falta de pan, buenas son tortas.
- A grandes males, grandes remedios.
- A gusto de los cocineros comen los frailes.
- A la arrogancia en el pedir, la virtud del no dar.
- A la cama no te irás sin saber una cosa más.
- A la tercera va la vencida.
Apotegma (del griego αποφθεγμα / apophthegma; -plural: apophthegmata- a través del latín) es una sentencia breve y graciosa en la que subyace un contenido moral aleccionador.
La primera mención latina de este helenismo aparece con Cicerón: "cosas agraciadas y donosas como aquellas que recopiló el viejo Catón las cuales se llaman Apothegmas".
Sentencias también dichas con gracia y pocas palabras se las llama donaire, facecia, chiste, gracia y sal; si bien, no aportan la enseñanza moral de los apotegmas.
La paremia es un enunciado breve, sentencioso e ingenioso que transmite un mensaje instructivo, incitando a la reflexión intelectual y moral. Hay muchos tipos de paremias, como los adagios, aforismos, axiomas, proverbios, refranes y dialogismo owellerismo. El tipo más común es el refrán. El refrán, a su vez, comprende varios tipos, como los refranes morales, meteorológicos, supersticiosos, geográficos,...
El estudio de las paremias se denomina paremiología y la paremiografía es la disciplina científica que se dedica a recopilarlas en repertorios, diccionarios o corpus. En los últimos años, se están elaborando importantes corpus de paremias, como el Refranero multilingüe coordinado por M. I. Teresa Zurdo y Julia Sevilla Muñoz(Centro Virtual Cervantes, Instituto Cervantes ), BADARE coordinado por José Enrique Gargallo (Universidad Central de Barcelona).
Axioma
Dentro del lenguaje, el axioma es definido como una frase o una idea que es evidente por sí misma y que, por lo tanto, no necesita ningún tipo de comprobación para reafirmarla o negarla. Tal es el caso de una frase como por ejemplo “Juan es Juan”. Los axiomas son utilizados en diferentes áreas, pero son especialmente útiles para ciencias como las matemáticas o la lógica ya que sirven como base para cualquier tipo de estudio o análisis más complejo.
Los axiomas son los elementos quizás más importantes de una investigación científica, cualquiera que esta sea, porque son los que suponen una verdad indiscutible (establecida en su contenido e imposible de negar por sí misma) a partir de la cual se puede seguir realizando todo tipo de inferencias o suposiciones que, posteriormente sí, deberán ser comprobadas o negadas. Los axiomas actúan entonces como disparadores del proceso científico ya que sin ellos no habría verdad previa desde la cual partir. Tradicionalmente, este sistema es el deductivo ya que se deduce una posible regla científica a partir de una verdad axiomática pre-existente.
Para comprender mejor esta noción de que exista una verdad indudable o invariable, se puede agregar que el término axioma proviene del griego axios. Este término significaba a su vez la noción de “lo que es justo o correcto”, razón por la cual el axioma es aquello que por ser correcto no necesita prueba ni comprobación.
Es importante, entonces, señalar que los axiomas son formas verdaderas del lenguaje y de la lógica ya que, independientemente de su contenido o de la interpretación que se le dé al mismo, la estructura formal se mantiene y siempre supone algo evidente o explícito. De este modo, son algunas de las formas lógicas más simples y básicas porque mayor complejidad supondría mayor espacio para el cuestionamiento o la negación.
Sentencia
En Lingüística una sentencia es una oración, donde se expresa una opinión o idea, en forma categórica.
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